Báltico - Mayo 2016 -


10 días para visitar de pasada las principales capitales bálticas. Es un viaje que teníamos apuntado desde hace algún tiempo... si nos pagasen cada vez que decimos "es un viaje que teníamos en mente desde hace tiempo" o "es un sitio que siempre habíamos querido visitar" ya seríamos ricos... ¡queremos ir a todos los sitios! :) En fin, aprovechando un par de festivos del calendario, hemos juntado cuatro días de vacaciones y nos hemos ido de viaje.

Hemos visitado, por este orden, Helsinki, San Petersburgo, Tallin y Riga; queríamos haber aprovechado para ver también Vilna, capital de Lituania, pero el tiempo no nos daba para más y hemos preferido no recortar nada de la ciudades por las que hemos pasado.

Helsinki



Si hay algún finlandés leyendo esta entrada seguro que nos va a echar la bronca pero tenemos que decir que esta ciudad no nos ha llamado excesivamente la atención. Aún así hay rincones y edificios interesantes como los que os mostramos a continuación.

El edificio del teatro nacional de Finlandia, en la plaza contigua a la Estación Central y la estación de metro de Rautatientori, centro neurálgico de la ciudad



El monumento a Jean Sibelius, reconocido compositor finlandés del siglo XX, que se encuentra en el parque que lleva su nombre





La Catedral luterana, que fue construida como tributo al Gran Duque Nicolas I, zar de Rusia; hasta la independencia de Finlandia en 1917, se llamó Iglesia de San Nicólas



La catedral ortodoxa Uspenski, que es el monumento que más nos gustó en la ciudad, imagino que por lo particular del estilo arquitectónico





Llama la atención la gran cantidad de cruceros (y el tamaño de éstos) que se ve ir y venir a todas horas del día desde los diferentes puertos y paseos marítimos de la ciudad. Luego tendremos ocasión de montar en uno o dos ;)



La iglesia de San Juan, donde tuvimos la suerte de disfrutar, por casualidad, de un concierto de órgano y coros



Una vista del mercado (kauppahalli) con la catedral al fondo



Helsinki no es excesivamente grande por lo que la red de transporte público no es muy compleja. Os aconsejamos conseguir un plano de la red de transporte público y subir a un tranvía, sin importar demasiado el destino, y dar una vuelta, tranquilamente; por ejemplo, las líneas 2 y 3 hacen un recorrido que puede servir para hacerse una idea de lo que es la ciudad sin miedo a "perderse"

Nos hemos quedado sin visitar algunos monumentos como por ejemplo la Temppeliaukio kirkko, una iglesia excavada en la roca, que en el momento de la visita se encontraba cerrada. Pero sí que nos ha dado tiempo a darnos un paseo por la Esplanadi y comer en el mercado del puerto (que está orientado más a los turistas que otra cosa); a pasear tranquilamente por el Meripuisto; a sentarnos a ver la vida pasar, como hacen los locales, en alguno de los numerosos parques de la ciudad; a visitar el Kiasma, museo de arte contemporáneo; o a disfrutar de las numerosas y variadas manifestaciones artísticas que salpican (nunca mejor dicho, en este caso) las calles de la ciudad.



Ahora es el momento de coger un ferry para atravesar el Golfo de Finlandia, en dirección a San Petersburgo



San Petersburgo

Anteriormente conocida como Petrogrado y Leningrado (hasta 1991), es la segunda ciudad más poblada de Rusia con más de 5 millones de habitantes. Considerada como capital cultural de Rusia, San Petersburgo fue fundada por el zar Pedro el Grande con la intención de convertirla en la ventana de Rusia hacia el mundo occidental y la verdad es que paseando por sus avenidas, entre los imponentes edificios de estilo barroco y neoclásico, uno tiene más bien la impresión de encontrarse en una de las capitales de la Europa occidental.

Tenemos la suerte de llegar a la ciudad el Día de la Victoria, celebración de la victoria de la Unión Soviética y los Aliados sobre la Alemania nazi. Un interminable desfile de veteranos inunda la avenida Nevsky Prospekt y la ciudad y las gentes visten sus mejores galas



Al fondo de una de las calles podemos ver la Iglesia del Salvador pero nos la reservamos para luego, para visitarla tranquilamente



Un abuelo, que debió participar en la Gran Guerra, pasea con su nieto, luciendo uniforme, entre la multitud. Es un día de celebración, sin duda, pero en el aire se respira un ambiente demasiado bélico, con una fuerte presencia policial y militar en cada calle y esquina





Dejamos un momento la celebración a un lado para visitar tranquilamente la preciosa Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada. Construida en ladrillo rojo y marrón, es uno de los puntos más distintivos de la ciudad debido a su estilo arquitectónico y su llamativa decoración multicolor. Las paredes interiores constituyen una de las mayores colecciones de mosaicos monumentales de Europa.
La iglesia fue construida exactamente sobre el lugar donde el zar Alejandro II de Rusia fue asesinado, víctima de un atentado, en 1881





Acabamos el día de festejos con unos fuegos artificiales a orillas de río Nevá



En pie prontito para patear a fondo la ciudad. La fortaleza de San Pedro y San Pablo



y, a continuación, un paseo en barco por los canales de San Petersburgo. No en vano a la ciudad se la conoce como la Venecia del Norte... una de ellas porque, por lo visto, hay varias Venecias del Norte ;)



El Zar se empeñó en construir una verdadera ciudad "a la Europea", diseñada para convertirse en la capital de Rusia. Para ello no dudo en drenar grandes extensiones de terreno en los alrededores de la desembocadura del río Nevá con el propósito de construir canales y palacios. La altura de la ciudad sobre el nivel del mar, en determinados puntos, es de solamente 5 metros, lo que ha provocado graves inundaciones en diversas ocasiones



La grandiosa iglesia de San Isaac, desde cuya cúpula hay una buena panorámica de la ciudad







Un vestigio de la industria automovilística soviética



De vuelta por la joya de la ciudad



...mirad quién está por aquí, de visita, también :)





La Catedral de la Santa Trinidad, con sus vistosas cúpulas





El metro de San Petersburgo merece mención especial. En varias de sus estaciones, uno tiene la sensación de estar dentro de un museo, o un palacio, más que en los túneles del metro. Mirad qué pasada...









Un paseíto para observar la ciudad desde el otro lado del río...



...y un último vistazo a la Iglesia del Salvador, para llevárnosla en las retinas



De las cuatro capitales, San Petersburgo es la ciudad que más ganas teníamos de visitar y no nos ha defraudado en absoluto.

Camino de Tallin, no nos queda más remedio que volver a pasar por Helsinki, por razones logísticas, con el tiempo justo de atravesar la ciudad, de punta a punta, para saltar al barco que nos lleva a la capital estonia.

Una última vista de Helsinki con la catedral al fondo



Merece la pena subirse en el ferry que va de Helsinki a Tallin: Hay muchos finlandeses que hacen el viaje de ida y vuelta en el día para aprovechar y comprar alcohol, entre otras cosas, debido a la gran diferencia de precios. A bordo uno tiene la sensación de haberse subido a un barco que aprovecha la travesía, como en las películas, para dar rienda suelta a actividades como si fueran ilícitas: venta (e ingesta) de alcohol en grandes cantidades, máquinas tragaperras... y el barco está lleno a rebosar; parece que los finlandeses adoran este tipo de escapadas.


Tallin

Llegamos a la capital y principal puerto de Estonia. Nos podemos hacer una idea de lo que significa el turismo en el Báltico por la cantidad de cruceros en el puerto de Tallin. Hay 7 u 8 buques de cruceros fondeados en el puerto; demasiados para una ciudad relativamente pequeña.

El principal atractivo de esta ciudad hanseática, estratégicamente situada entre Escandinavia y Rusia, son sus murallas y el casco antiguo, la ciudad vieja, que conserva las características de una auténtica ciudad medieval con antiguas casas de comerciantes y almacenes







En la plaza se encuentra el ayuntamiento con su torre de 64 metros de altura...



...rematada por una veleta que representa a un viejo guerrero, el Viejo Toomas, verdadero símbolo de la ciudad





Uno de los edificios más representativos de Tallin es la catedral de Alejandro Nevski, construida entre 1894 y 1900, cuando Estonia formaba parte del Imperio Ruso. Estaba considerada por muchos estonios como un monumento a la dominación rusa, por lo que las autoridades ordenaron su demolición en 1924; decisión que, afortunadamente, nunca fue llevada a cabo





Detalles de las casas hanseáticas, numerosas y bien conservadas





Vista panorámica de la ciudad



Pasando por la Puerta Viru, una de las entradas más emblemáticas de la ciudad vieja



Vista de la catedral de Alejandro Nevski desde la torre de la iglesia de San Nicolás





Siguiendo nuestra costumbre, una última visita al monumento que más nos ha gustado y estamos listos para seguir camino...



Riga

Riga, en la desembocadura del río Daugava, es la última parada de este viaje. El sol nos ha acompañado durante todos estos días, demasiada suerte, pensamos, para la región donde nos encontramos, así que parece que ya nos tocaban unos días de cielo gris.

El Centro histórico de Riga, Patrimonio de la Humanidad, destaca por su arquitectura Art Nouveau y su arquitectura de madera del siglo XIX.
Comenzamos la visita por la Casa de los Cabezas Negras, uno de los edificios más emblemáticos y representativos del casco antiguo de Riga. Construida en el siglo XIV para albergar la sede de la Hermandad de los Cabezas Negras, una asociación de comerciantes solteros que se originó en la región en la Edad Media. El edificio fue destruido durante la II Guerra Mundial y reconstruido entre 1995 y 1999







La iglesia de San Pedro, cuyo origen se remonta a principios del siglo XIII. El edificio, que ha sido reconstruido en varias ocasiones -la última en 1954, tras haber sido destruido por fuego de artillería durante la Segunda Guerra Mundial- cuenta con un campanario sustentado sobre pilares de madera al que se accede mediante un ascensor y que permite disfrutar de una imponente vista panorámica de Riga...



...hoy un poco deslucida por culpa de este día gris





La Biblioteca Nacional



Casa hanseáticas, también bastante presentes en la capital Letona



Callejeando tranquilamente por el centro histórico de Riga









Pillamos la ciudad muy animada porque se celebraba el maratón de Riga. Aquí, a su paso por el monumento a la libertad



La catedral de la Natividad de Cristo, de estilo neobizantino, es una de las mayores iglesias ortodoxas de los países bálticos. Se construyó en 1876 cuando Letonia formaba parte del Imperio Ruso. Desde entonces, esta templo ha tenido una historia accidentada y se le han realizado numerosas renovaciones. Los soviéticos la convirtieron en planetario y café, y destruyeron los frescos del techo. El edificio volvió a funcionar como catedral cuando Letonia se independizó de la Unión Soviética.





Un último paseíto para finalizar este viaje...



... y una última mirada hacia las alturas, hacia los tejados de la Casa de los Gatos, uno de los símbolos de la ciudad. Cuenta la leyenda que un antiguo comerciante vio rechazada su solicitud de formar parte del Gran Gremio por lo que, para tomar venganza, decidió colocar las esculturas de dos gatos negros, en posición encolerizada, dando la espalda al Gremio de comerciantes. Estos, interpretaron el gesto como un desagravio e iniciaron una batalla legal, perdida de antemano, contra el propietario de los gatos. Sólo cuando el comerciante fue autorizado a formar parte del Gremio, éste decidió dar la vuelta a las estatuas de los gatos, que desde entonces miran de frente, como símbolo de reconciliación.




Y colorín, colorado, este viaje tan chuli se ha acabado :)