Ámsterdam - Septiembre 2018 -


Poco más de un fin de semana para acercarnos a conocer Ámsterdam, en la que aun no habíamos estado, y sus famosos canales. Esta ciudad tiene una arquitectura asombrosa y dicen que es una de las ciudades más bonitas de Europa. Esto se debe principalmente a las construcciones que engalanan su paisaje: no sólo los grandes edificios, sino también las pequeñas casas.



Sus calles están formadas por sucesiones de casas estrechas y altas, debido en su origen al elevado precio del terreno.







Dependiendo de la época en la que la casa fue construida, la terminación de la parte alta de la fachada, tiene una forma diferente (triángulo, escalera, campana, rectangular...)



La Central (estación de trenes), muy concurrida a todas horas



La iglesia de San Nicolás a lo lejos



Uno de los numerosos parkings de bicicletas, inmensos, con sistemas curiosos para rentabilizar al máximo el espacio. Nos preguntamos cómo podrán acordarse en qué lugar exacto aparcaron la bici !!!



Eso sí, aparte de estos parkings... las bicis ocupan toda la ciudad y es prácticamente imposible encontrar una barra/barandilla libre donde poder atarse





La estatua de "El golfillo" en la plaza de Spui. La estatua se llama "Het Lieverdje" y representa a la juventud de Ámsterdam y al movimiento provo.













A un paso del barrio Rojo, nos encontramos el barrio Nieumarkt que es uno de los más antiguos de la ciudad. Actualmente es también el barrio chino, con numerosos restaurantes y comercios asiáticos.



Desde lo alto de la torre de la Westerkerk (junto a la casa de Ana Frank) tenemos unas vistas privilegiadas sobre el barrio Jordaan, una zona construida siguiendo los canales y antiguos diques y por ello la orientación de sus calles es inusual con respecto a las demás. Se ha convertido en un barrio bohemio de calles estrechas y pequeños patios y jardines por las que es muy agradable pasear.









Existen dos teorías sobre el nombre del Jordaan. Varias de sus calles tienen nombres de árboles y flores y se cree que durante la ocupación francesa en Holanda, a esta zona la apodaron el jardín, cuya pronunciación en francés asemeja mucho al nombre. La otra teoría sobre el nombre es referente al río Jordan. Típicamente, fue un barrio obrero desde su construcción. En 1655, Rembrandt tuvo que vender su casa en el Barrio Judío y pasó sus últimos años en el Jordaan.
El Jordaan fue un barrio obrero hasta los años 80 cuando las familias emigraron a zonas más asequibles. Los nuevos habitantes del barrio fueron en su gran mayoría estudiantes, parejas jóvenes sin hijos y algunas personas mayores. Esto cambió totalmente la atmósfera del barrio y pasó a ser un lugar muy bohemio.Hoy en día es un barrio exclusivo, conocido por sus boutiques, restaurantes y galerías de arte.



La mayoría de las casas de Ámsterdam, conocida históricamente por su pasado comercial, mantienen el sistema de polea en el piso superior que antiguamente permitía subir la carga al almacén ahí ubicado.



Un detalle de las fachadas inclinadas que tanto nos llamaba la atención... Por lo que nos han explicado los locales, lo que en principio parece un defecto de construcción, serviría para ganar unos preciosos metros cuadrados en las estancias de los pisos superiores, aparte de facilitar el ascenso de la carga con la polea.





La zona norte de Ámsterdam, a la cual se llega a través del ferry desde la Estación Central, es un área residencial y relativamente nueva pero que está creciendo rápidamente. La atracción principal es la sede del EYE Film Instituut, Museo del Cine (que nos recuerda al Museo de Confluence en Lyon). En el edificio A'DAM, desde el que se disfruta de una vista panorámica única del centro histórico de la ciudad, los más atrevidos osarán montar en el columpio situado en el borde del edificio del último piso. ¿Los veis en la foto?



Tomando otro ferry se llega a un antiguo astillero situado en la bahía del Ij, también en el barrio norte de Ámsterdam. El NSDM se ha convertido en los últimos años en un enorme centro cultural con una vibrante comunidad artística y una variedad de bares y restaurantes en continua expansión. Este área alberga festivales multidisciplinares, performances artísticas, exposiciones y una amplia variedad de eventos en un entorno post-industrial único.







Ya de vuelta al centro de la ciudad, entre las grandes estructuras, encontramos una que bonita y sorprendente: el Puente Rojo, conocido como Pytonbrug. Este puente tiene una estructura particular, zigzagueante, que recuerda a una serpiente.
El Puente Rojo es tan sólo uno de los puentes que hay en los canales de Ámsterdam, pero es uno de los más llamativos por las cuestiones arquitectónicas mencionadas. Con un diseño sumamente futurista, fue una creación del estudio West 8 y se inauguró en 2001. Igualmente, se registran algunas quejas de la comunidad local debido a que no se permite la utilización de bicicletas sobre el puente, un tipo de vehículo que es importantísimo para los habitantes de la capital holandesa. Como datos a tener en cuenta, este puente tiene unos 90 metros y sirve para llegar hasta la isla Borneo. Otro detalle es, por ejemplo, que durante el verano el Pytonbrug se puebla de niños que realizan juegos acuáticos.



Callejeando, inmortalizamos algunos rincones de la ciudad a nuestro paso...









Para terminar el viaje, cogemos un tren para acercarnos al pueblo de Zaanse Schans, conocido por sus molinos, varios de los cuales pueden visitarse para ver su proceso de trabajo: el molino de las especias, el molino-aserradero ( del siglo XIX), el molino de pintura (del siglo XVII, este molino sigue ubicado en el mismo sitio donde se construyó) y el molino aceitero (de principios del siglo XVII).





No pudimos evitar retratar a unas vacas que pacían junto a los molinos, ¡qué mejor estampa para despedir esta escapada a 'Holanda'!