De vuelta en Basilea. Una escapadilla para volver a pasear por las calles de esta interesante ciudad Suiza a orillas del Rin
El Spalentor, puerta medieval vestigio de la muralla fortificada que rodeaba la ciudad
Callejeando por Basel...
...llegamos hasta la catedral
Esta vez no hemos perdido la ocasión de subir hasta lo más alto de las torres desde donde hay una magnífica vista de la ciudad y los alrededores. Poco recomendable para personas con vértigo
La basílica de Santa Isabel
Un ejemplo de la arquitectura local
Con nuestra anfitriona, en Marktplatz, centro neurálgico de la ciudad, después de dar buena cuenta de un par de Rösti, uno de los platos locales más populares. Al fondo el vistoso ayuntamiento, de color rojo.
Esta mañana ha amanecido lloviendo pero como las previsiones del tiempo no eran malas nos hemos animado a hacer una caminata para visitar un par de castillos en la cercana localidad de Arlesheim.
¿Un basilisco?
Para acabar el día, visitamos el Goetheanum, una imponente mole de hormigón rodeada de un halo de misterio, que a primera vista da la impresión de ser el templo de alguna extraña secta. Después de buscar algo de información descubrimos que se trata de la sede de la Sociedad antropofísica universal y la Escuela libre de las ciencias del espíritu (cosa que no ayuda mucho, la verdad) fundada por Rudolf Steiner, filósofo austriaco. En palabras de Steiner, la antroposofía es un sendero de conocimiento que quisiera conducir lo espiritual en el hombre a lo espiritual en el universo. Pueden ser antropósofos quienes sienten determinadas cuestiones sobre la esencia del hombre y del mundo como una necesidad tan vital como la que se siente cuando tenemos hambre y sed. Ahí queda eso
Nosotros volveremos a Basilea. Seguro.
El Spalentor, puerta medieval vestigio de la muralla fortificada que rodeaba la ciudad
Callejeando por Basel...
...llegamos hasta la catedral
Esta vez no hemos perdido la ocasión de subir hasta lo más alto de las torres desde donde hay una magnífica vista de la ciudad y los alrededores. Poco recomendable para personas con vértigo
La basílica de Santa Isabel
Un ejemplo de la arquitectura local
Con nuestra anfitriona, en Marktplatz, centro neurálgico de la ciudad, después de dar buena cuenta de un par de Rösti, uno de los platos locales más populares. Al fondo el vistoso ayuntamiento, de color rojo.
Esta mañana ha amanecido lloviendo pero como las previsiones del tiempo no eran malas nos hemos animado a hacer una caminata para visitar un par de castillos en la cercana localidad de Arlesheim.
¿Un basilisco?
Para acabar el día, visitamos el Goetheanum, una imponente mole de hormigón rodeada de un halo de misterio, que a primera vista da la impresión de ser el templo de alguna extraña secta. Después de buscar algo de información descubrimos que se trata de la sede de la Sociedad antropofísica universal y la Escuela libre de las ciencias del espíritu (cosa que no ayuda mucho, la verdad) fundada por Rudolf Steiner, filósofo austriaco. En palabras de Steiner, la antroposofía es un sendero de conocimiento que quisiera conducir lo espiritual en el hombre a lo espiritual en el universo. Pueden ser antropósofos quienes sienten determinadas cuestiones sobre la esencia del hombre y del mundo como una necesidad tan vital como la que se siente cuando tenemos hambre y sed. Ahí queda eso
Nosotros volveremos a Basilea. Seguro.
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