Sevilla - Noviembre 2019 -


Brevísimo paso por Sevilla donde hemos llegado más por casualidad que por voluntad propia. Habíamos estado en Sevilla hacía muchos años y, desafortunadamente, no habíamos guardado un recuerdo especial. Decimos "desafortunadamente" porque esta ciudad merece mucho más la pena de lo que recordábamos. En esta ocasión nos ha dado tiempo a recorrer rápidamente los lugares y monumentos de obligada visita pero nos habríamos quedado unos cuantos días más para disfrutar tranquilamente de todo lo que Sevilla tiene para ofrecer al visitante.

Comenzamos por la Plaza de España, impresionante monumento semicircular abierto al parque de María Luisa, que es el resultado final de varios proyectos que se sucedieron durante la gestación de la Exposición Iberoamericana de 1929. Sin duda, uno de los monumentos más bellos e impresionantes de España, por su tamaño y singularidad.





Si la Plaza de España es bonita, el Real Alcázar de Sevilla no le va a la zaga. El conjunto palaciego amurallado, construido en diferentes etapas históricas y cuya primera edificación se remonta a la Alta Edad Media, conserva vestigios de arte islámico y de la etapa posterior a la conquista castellana.



Los pórticos y arcos realizados en diferentes estilos y materiales se suceden dejando paso a suntuosas estancias de ricas decoraciones.



Caminando a lo largo de las galerías y salas se pueden admirar los magníficos azulejos que cubren las paredes.





El salón de Embajadores está cubierto por una preciosa cúpula semiesférica dorada.





Los jardines del Alcázar, los más antiguos de la ciudad, son un buen ejemplo de la herencia musulmana.



Desde ellos podemos ya divisar la Giralda, la torre campanario de la catedral de Santa María. Los dos tercios inferiores de la torre corresponden al minarete de la antigua mezquita de la ciudad, de finales del siglo XII, en la época almohade. El tercio superior es una construcción sobrepuesta en época cristiana para albergar las campanas.



En su cúspide se halla la estatua de bronce que representa el Triunfo de la Fe, que tiene función de veleta, y que se conoce como el Giraldillo - ¡¡El segundo Giraldillo que vemos este año!! Qué duda cabe de que aquella está en cierto modo inspirada en éste.

La Giralda fue durante siglos la torre más alta de España, así como una de las construcciones más elevadas y famosas de toda Europa.

En la entrada de la catedral se encuentra una copia del Giraldillo que permite apreciar de cerca las dimensiones de la figura-veleta.



La catedral de Sevilla, de estilo gótico, es la más grande del mundo (mayor superficie). Su construcción se inició hacia 1401 sobre el solar que quedó tras la demolición de la antigua mezquita de la que se conservan el alminar (la Giralda) y el patio (de los Naranjos).



El templo acoge los restos de Cristóbal Colón.



Desde la Giralda hay unas vistas espectaculares de la ciudad de Sevilla: los tejados de la catedral, el Alcázar, las torres de la plaza de España y el Guadalquivir al fondo, esto por un lado...



...por el otro lado el puente del Alamillo, que da acceso a la Isla de la Cartuja, y las "Setas de Sevilla" - Metropol Parasol...



...o la Torre Sevilla, que osa desafiar la hegemonía de la Giralda en lo que a altura se refiere.



Un último vistazo a la Giralda, desde el Patio de los Naranjos, antes de abandonar el complejo de la catedral.



Mención especial merecen las tapas y raciones de la capital hispalense, como estos ricos pescaditos que nos ayudan a retomar fuerzas antes de seguir pateando la ciudad.



No hemos tenido tiempo para visitar mucho más, por lo que tendremos que volver a Sevilla para volver a disfrutar de las buenas sensaciones que nos ha generado. Por el momento, decidimos despedirnos con un último paseo por la Plaza de España y el parque de María Luisa...



(pasando por Palencia)



...donde descubrimos otros buenos ejemplares de estos enormes ficus que tanto nos gustan :)



Sevilla tiene un color especial... ♪♫♫♪♪


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